viernes, 31 de diciembre de 2010

NAVIDAD

Me gustan a mí estas fechas en las que nos encontramos. Me encanta pasar Nochebuena y Nochevieja con la familia, disfrutando de un buen rato de charla mientras nos comemos diversos platos que mi madre y mi tía (hermana de mi madre) llevan preparando toda la tarde. Pasamos los dos días juntos aunque no siempre estamos todos. Mis hermanos o mis primos los casados, pasan una noche con nosotros y otros con los padres de sus parejas. A día de hoy, yo todavía no he estado ausente ni una sola vez.
Luego casi siempre caen dos o tres ligaillas de esas que llegas a pensar que en el bar no van a tener cerveza suficiente para saciar tu sed, y siempre con la compañía de grandes amigos o compañeros de trabajo (que también pueden ser amigos).
Que decir de las charlas a escondidas entre mis hermanos y yo, mis padres y yo, ... para hablar sobre el regalo de reyes que estamos pensando en comprar a cada uno de los habitantes de mi casa. Que por cierto, este año aún no tengo ninguno comprado y lo que es peor, no tengo ni idea de que voy a comprar.
Y esa comida entre primos de la rama paterna, que ya se está convirtiendo en una costumbre y esperemos no se pierda en años venideros.
En fin, que entre que intento estar bien rodeado y que las fechas se prestan a pasarlo bien, no tengo más que decir que la Navidad es una gran época del año. Aunque este año sin querer le estoy haciendo daño a personas bastantes importantes en mi vida, sobre todo a una. Espero que la entrada de año nuevo pueda corregir eso.
Un saludo, FELIZ NAVIDAD Y MEJOR ENTRADA DE AÑO.

sábado, 18 de diciembre de 2010

EL PISO DONDE CRECÍ (y el patio donde me crié)

Hace unos días y sin saber por qué, me entró una nostalgia de aquellos días en los que era un niño y no tenía mayor responsabilidad que la de jugar y disfrutar al máximo de los largos días del verano andaluz. Por un momento intenté trasladarme con la memoria a aquellas largas partidas de Tute o a los no menos largos baños en la piscina más fría en la que me he bañado en mi vida. Por suerte, en el piso donde crecí teníamos un patio comunitario en el que los niños, jóvenes y mayores hemos disfrutado hasta reventar (literalmente algunas veces).
Recuerdo que a las 10:30 o 11 de la mañana lo más tarde ya estaba llamando a la puerta de mi amigo Juan Pablo para salir al patio, pillar una mesa (la cual no soltábamos ya hasta bien entrada la madrugada) y comenzar con las partidas de cartas. Conforme iban pasando las horas se iban uniendo a la partida mis dos hermanos, Raúl (el hermano de Juanpa), Joaquín "El Grande" (apodado así porque tiene el mismo nombre que mi hermano y él era el mayor de todos los que por allí nos juntábamos), Macarena y María Luisa (también hermanas), los tres hermanos Jaime, José, y David, y a veces también Nani. No me olvido de Cortijo, pero realmente él se iba a pasar los veranos a su chalet y no solía estar por el patio en esta época.
Como ya he dicho, pasábamos el día entre partidas de cartas, baños en la piscina e interesantes charlas. Vaya, a mí me parecieran interesantes entre otras cosas porque yo era el más joven de este grupo tan numeroso que he nombrado.
Llegaba la noche y el patio parecía cobrar más vida aún si cabe. Los adultos (vamos, nuestros padres) se salían a hacer lo que nosotros, entretenerse. Eso sí, ellos con cerveza en mano y correspondientes tapeos o bocadillos para cenar. Y nuestras madres (que son unas santas) preparándonos la cena para sacarla al patio y que cenáramos con nuestros amigos.
Y después de la cena solían llegar las charlas más interesantes y largas. Y ¡me acabo de acordar!, de los paseos que dábamos al parque todos juntos para sacar a Roco, un husky siberiano que tenía Joaquín el grande y que era un perro más que fabuloso (tanto por carácter como por bonito). Cuando volvíamos del paseo, no podíamos jugar a las cartas puesto que a las 12 de la noche se apagaban las farolas (sólo quedaba una encendida para que por lo menos viéramos un poco) y había que respetar un silencio para facilitar el descanso de mucha gente que a esa hora ya dormía y cuyas ventanas daban al patio. Raro era el día que nos acostábamos antes de las 3 de la noche. Recuerdo perfectamente como cuando querían hablar de algo que por mi edad no era conveniente que yo me enterara, empezaban a hablar de cosas paranormales (a las que les tengo mucho respeto) para que por mi propio pie cogiera y me subiera a mi casa a dormir (cagao de miedo).
Y bueno, por suerte para nosotros y nuestros padres, este grupo de chicos que nos juntábamos era bastante sano y en el patio estábamos muy controlados, lo que nos facilitaba a nosotros la diversión y a nuestros padres poder despreocuparse durante la gran mayoría del día de los problemas que acarrea la calle.
Me resulta imposible poder relatar todas esas sensaciones que vienen a mi memoria cuando me acuerdo del patio en el que me crié, pero lo he intentado un poquito y espero que me hayáis entendido. Hoy por hoy, en ese patio no queda casi nadie de los que por entonces estábamos (nosotros, por ejemplo) y no sé si a los demás les pasó como a mí, pero cuando mis padres compraron el piso donde ahora vivo y por lo tanto anunciaron que nos mudaríamos, no pude evitar que ante tantos recuerdos se me cayeran un par de lágrimas.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ILUSIONES (parte II)

Como para no variar no tengo muchas ideas (o más bien ninguna) sobre que escribir aquí, pues hablare un poquito de mi vida. Hace un tiempo escribía sobre las ilusiones comentando algunas de las que tengo. Hoy tengo alguna que otra nueva ilusión que voy a compartir con los pocos lectores que tiene el blog.
Primero y principal (y si Dios quiere, como dicen en mi casa), ¡voy a ser tito!. Tengo un hermano mayor que nos sorprendió con la noticia hace cosa así de unas tres semanas. Para Julio más o menos estaremos esperando a la criatura. Y yo con la ilusión de un crío chico cuando le compran unos zapatos nuevos con los que puede correr más que el resto de sus amigos. Sin duda es una gran noticia que llega a mi casa en un momento bastante propicio.
Y por otra parte y también si no pasa nada raro, en febrero (más o menos) estaré cantando con una chirigota de la que soy componente en las tablas del Falla. Esto es una ilusión que viene desde un tiempo atrás.
Como he dicho otras veces soy muy aficionado al carnaval gaditano. En mi tierra llevo 10 años saliendo en grupos de carnaval y confiando en que alguna vez pudiera ir a cantar al Gran Teatro Falla. Está claro que es cumplir un sueño. Para el que no sea aficionado al carnaval le diré que sería lo mismo si un futbolista de 3ª división tuviera la oportunidad de jugar en el Santiago Bernabeu (campo del Real Madrid).
Así que nada, con gran ilusión espero la entrada del año 2011 y que con él cambien las cosas a mejor, y pueda cumplir estas dos ilusiones con las que estoy más que contento. Y por qué no, si la dinámica está empezando a cambiar, finiquitar mi licenciatura de una vez por todas.
Foto: Anne Geddes