viernes, 3 de febrero de 2012

DECISIONES

Que complicadas son en ocasiones ciertas decisiones que tenemos que tomar en la vida y como pueden influir en nuestro futuro sin que nosotros seamos conscientes en el momento de tomar esa decisión.
Por ejemplo, los estudios. Ya desde el instituto hay que tomar la decisión de si eres de ciencias o letras cuando realmente eres joven y no tienes claro lo influyente que es esa decisión en un futuro. Luego elige una carrera que a priori te puede gustar el nombre o lo que crees que se estudia, pero luego el futuro profesional que te espera sea lo más aburrido del mundo (no es mi caso, con estas decisiones estoy contento).
Bueno, y eso el que estudia. Porque algunos toman la decisión de dejar de estudiar para incorporarse al mercado laboral, acertando en algunas ocasiones y en otras no tanto. Siempre que hablo de esto con alguien pongo un ejemplo: tengo un amigo que puede ser la persona más inteligente que he conocido en mi vida, es capaz de aprenderse un folio con leerlo un par de veces, pero dejó de estudiar porque no le gustaba. Si el chico hubiera estudiado estoy seguro que hubiera tenido un gran futuro y una gran vida, y no digo que no la vaya a tener, pero no es igual trabajar de ingeniero que de pintor (sin menospreciar a nadie).
Y hablando de decisiones importantes no se pueden quedar fuera las que se toman en las relaciones sentimentales. En este ámbito sí que es difícil saber si la decisión que tomamos es la correcta o no. De siempre, desde jóvenes, son importantes, nos marcan y pueden ser decisivas en nuestra vida aunque en un principio las veamos intrascendentes. Ahí va una: quien no ha tenido un buen amigo o amiga de juventud al que le dices un día que sientes algo más que amistad, llegando incluso a perder esa amistad que tanto te importa y por ello arrepintiéndote de esa decisión. O aquella vez que dejas a una pareja porque crees (que no estás seguro) que la cosa no va como debe, que falta algo de chispa y eso tiene que ser debido a que es la persona errónea. O esa otra en la que sabes que quieres a una persona pero que estar con ella hace más daño que dejarla ir y que pueda vivir su vida.
Más ejemplos. Cambiar de trabajo porque pensamos que el que tenemos no es bueno. Es una apuesta que hacemos y que no sabemos como va a salir y en la que muchas veces nos equivocamos.
Salir de casa para vivir la independencia, cambiar de ciudad, casarte, tener hijos, comprar un piso... Son tantas y tantas las decisiones que marcan el rumbo de la vida y que pensamos que son intrascendentes, que cada vez me da más miedo tomar una decisión.
Y ultimamente encima son muchas las decisiones que me toca afrontar, con mucho miedo pero con cierta convicción y sobre todo muchas veces pensando en alguien más que en mí para no defraudar a las personas que tanto me quieren y me cuidan. Espero poder decir el día de mañana que tomé las decisiones correctas.

3 comentarios:

  1. Primero que nada me alegro que estes por aquí de nuevo. Segundo, Te entiendo!!! Imagínate cuando eres un poco indeciso! Yo de algunas decisiones estoy muy contenta, pero otras como que siempre tendré la duda de si fue la acertada o no. Espero yo tambiñen decir que tomé las decisiones correctas.

    Un besito!

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  2. Al final decidir es vivir...cada paso es una decision...inlcuso cuando decidimos no decidir, estamos decidiendo...y al final solo queda que las decisiones que tomamos nos lleven hacia donde queremos...pero si no es asi...hay que decidir cambiar de camino y empezar a andar hacia otro lado...
    un saludo!

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  3. Arena, gracias. Esperemos alegrarnos de las decisiones al final del camino, sería buena señal.
    Verillo:
    "incluso cuando decidimos no decidir, estamos decidiendo"
    Nunca lo planteé así y es cierto. Y la decisiones de que hay que cambiar son fáciles tomarlas, pero algo más difícil es realizar ese cambio de verdad.
    Gracias por pasar por aquí.

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