jueves, 4 de agosto de 2011

¡CAMPAMENTO! ¡SIEMPRE!

Hoy me llega algo de melancolía. Toca recordar un par de veranos que pasé en un campamento un tanto especial, donde se repartían grandes dosis de valores y de otras muchas cosas importantes que hoy en día se están perdiendo. Un lugar que una persona en concreto, a la que con cariño llamábamos "El Viejo", habilitó para que los jóvenes de mi pueblo tuviéramos la opción de poder echar unas vacaciones inolvidables en un sitio con mucho encanto: La Playa de la Barrosa, en Chiclana de la Frontera.
Recuerdo con melancolía los dos años que tuve la suerte de parar por allí. No puedo dejar de agradecer la oportunidad que me dieron en JAC Úbeda en general, y El Viejo en particular de poder vivir experiencias inolvidables y que creo que nunca olvidaré. Las ganas con las que un grupo de jóvenes monitores y otro de no tan jóvenes colaboradores organizaban aquello. No puedo olvidarme del grupo de cocineras que va en cada uno de los tres turnos organizados en el campamento (en mi época eran cuatro), gente con tareas de limpieza, de organización, de compra diaria, muchas tareas que conllevan tener un centenar de niños casi dos semanas. Hoy día siguen al pie del cañón, dedicando un ratito de todos los días del año a mantener viva JAC y hacer diferentes actos para subvencionarse y poder seguir ofreciendo a los jóvenes ubetenses un campamento espectacular año tras año.
Algunos ya se fueron, como es el caso del Viejo, Cruz o Manolo. Pero se sigue manteniendo todo lo que ellos inculcaron, la alegría e ilusión con las que trabajaban día a día para tratar de hacer más fácil la vida a los niños de la ciudad. El dar tanto sin buscar nada a cambio, aunque recibían (y los que siguen reciben) el cariño de muchos niños y adultos, de un pueblo al completo que es consciente de la labor tan inmensa que hacen.
Se dice en Úbeda que son 3 generaciones las que ya han pasado por allí (ya casi se puede empezar a hablar de 4). De hecho el año pasado se cumplió el 50 aniversario de dicho campamento, ahí es nada. Hoy día siguen haciendo esa inmensa labor que no tiene precio, sin escatimar en esfuerzos los que tomaron el relevo a los mandos de JAC y del campamento. Y por suerte los que tanto trabajan tienen una gran recompensa, porque tiene que ser muy satisfactorio ver como un trabajo tan grande da un fruto tan bueno.
Posiblemente este fin de semana tenga la oportunidad de volver, de revivir algunas de las sensaciones que tuve de crío por ese lugar tan mágico, de poder ver el busto del Viejo, las tiendas de campaña, el comedor, ... Tantos y tantos recuerdos que me afloran ahora y que me llevan a tan buenos ratos de mi infancia de los días en que formé parte activa de JAC Úbeda, algo que con ilusión y paciencia espero volver a hacer en años venideros.
Y termino con un deseo de todo corazón: largos años a JAC Úbeda y al campamento de la Barrosa, y larga vida a todos los que estáis entregando parte de vuestras vidas por una causa tan grande y tan bonita.
-¡Campamento!
-¡Siempre!
-¡Campamento!
-¡Siempre!
-¡Campamento!
-¡Siempre unidos!

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